Aviones de papel

Habilidades sociales del liderazgo en tiempos de crisis

Para gestionar las crisis se requieren líderes con habilidades sociales (inteligencia emocional), además de las competencias analíticas y técnicas para resolver problemas

Habilidades sociales del liderazgo en tiempos de crisis

HABILIDADES SOCIALES DEL LIDERAZGO EN MOMENTOS DE CRISIS

Una situación de crisis se diferencia de una situación “normal” por el factor de estrés que envuelve a las personas más o menos protagonistas de la misma. Para gestionar las crisis se requieren líderes con habilidades sociales (inteligencia emocional), además de las competencias analíticas y técnicas para solucionar los problemas. Habilidades emocionales que, por otra parte, deben aplicarse en las situaciones habituales en la dimensión social y directiva de una institución.

Las habilidades de saber mantener la calma (evitar respuestas precipitadas) y la serenidad (evitar respuestas impulsivas y abruptas) deben ser preponderantes en las situaciones de estrés, no sólo para conseguir ambientes propicios para resolver las crisis sino también para sacar lo mejor de las personas -que suelen responder positivamente ante la adversidad- e incorporar al aprendizaje corporativo sus habilidades, valores y conocimiento.

Se agradecerá:

  • Convertir las interacciones potencialmente negativas (ansiedad, crítica destructiva, …) y el error  (incluso el fracaso) en aprendizajes positivos.
  • No huir del conflicto, mantener las conversaciones difíciles sin esconder ni exagerar la realidad, pero sin actitud punitiva.
  • Ver el lado positivo (enseñanzas, complicidades, refuerzo afectivo, fortalecer la confianza,…) para consolidar equipos mostrando la meta más próxima y el objetivo colectivo.

El liderazgo debe asegurar que cada miembro del equipo tenga el nivel de habilidades sociales y empatía que se requiere para tener éxito en su posición. Las situaciones de crisis son un barómetro excepcional para analizar las habilidades y defectos de la plantilla y momentos para reprogramar la gestión, la formación de personas, los planes de carrera.

Ser consciente de las fortalezas y debilidades -personales y del grupo- no quiere decir que se tomen decisiones con condescendencia o levedad. Hay que mantener el debate con objetividad y saber decir que “no”, porque la confianza y el respeto se consiguen cuando se da el enfoque preciso y se avanza con propuestas concretas para lograr la misión.

 

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