Las organizaciones inteligentes, dinámicas y con visión de futuro aprenden (empresa y empleados) para encontrar nuevas soluciones a nuevos problemas y tendencias. Abrazan la cultura de la innovación, comunicación, confianza, compromiso, trabajo colaborativo y aprendizaje permanente. Se adquiere gran conocimiento y se transforma en inteligencia cuando se incorpora la visión estratégica con el análisis del entorno, encajándose con la planificación futura.
Lo opuesto serian las organizaciones que prefieren la estabilidad y el status-quo con muchas reglas y poca flexibilidad; mucho conocimiento acumulado, pero poco aprendizaje. Suelen moverse por la inercia de la continuidad y estandarización del negocio, no corren riesgos, tienden a asegurar el resultado. Su cultura es “no tocar lo que funciona” y sus objetivos se limitan al corto plazo. Su innovación/aprendizaje es escaso. No son un buen modelo para asimilar la transformación digital y la 4ª revolución industrial.
Ejemplo: Empresa de reparación de vehículos que planifica su futuro ante el reto de los motores eléctricos, planteándose dos vías posibles a seguir:
a) innovar gradualmente para entrar en el mercado de los vehículo eléctricos
b) seguir haciendo lo mismo pero con variaciones para reforzar su plan de marketing, entrando en el mercado del coleccionismo y coches clásicos.
